• Contracturas musculares: los «nudos» en la espalda

    Contracturas musculares: los «nudos» en la espalda

    ¿Qué son las contracturas?

    Una contractura muscular es un estado anormal de un músculo en el que existe una contracción exagerada, involuntaria y persistente de un grupo de fibras como consecuencia de un esfuerzo físico. Además, también se da una mala microcirculación sanguínea de estas fibras, generando dolor local (a veces acompañado de pinchazos, adormecimiento o hormigueos) y limitación de la función muscular.

    Popularmente conocida como «nudo» y de presencia común en los dolores de espalda, esta patología evidencia en la exploración palpatoria una forma redondeada que varía de tamaño en función de su gravedad, desde un volumen similar al de un garbanzo hasta el de una pelota de golf.

    ¿Por qué se forman las contracturas?

    Existen muchas y diferentes causas que provocan su aparición:

    Sobresfuerzo: situaciones en las que se impone al músculo un trabajo superior al que puede realizar, generándole fatiga. Este sobresfuerzo puede ser intenso y puntual (esfuerzo excesivo) o mantenido en el tiempo y de intensidad moderada (mantener una postura durante horas).

    Trabajo muscular repetido: trabajos mecánicos que tienen patrones de movimiento que se repiten mucho a lo largo de la jornada (usar un martillo, serrar, ocuparse de la caja en el supermercado…)

    Debilidad muscular: músculos que carecen de una fuerza normal (generalmente por inactividad o enfermedad) que son sometidos a una tarea cotidiana.

    Estiramiento brusco: ante estiramientos exagerados, el músculo se contrae y contractura como reacción de defensa. Este mecanismo automático de nuestros músculos evita desgarros y elongaciones musculares.

    Sedentarismo: estilos de vida que no mantienen las condiciones adecuadas para el sistema musculoesquelético y que son más susceptibles de sufrir contracturas por sobresfuerzo, debilidad, trabajos repetitivos o estiramientos bruscos.

    Ambientes fríos: pasar largas horas con el aire acondicionado o en zonas refrigeradas provoca una sutil pero progresiva contracción de la musculatura que termina en entumecimiento.

    Estrés y ansiedad: estos estados emocionales favorecen la acumulación de tensión en los hombros y el cuello.

    Mala alimentación: mantener una dieta insalubre puede ocasionar el mal funcionamiento de orgános como el hígado y el riñon.

    Diagrama del ciclo del dolor

    ¿Cómo se tratan las contracturas?

    Las contracturas musculares son la principal causa de consulta en fisioterapia y su tratamiento para reducirlas o eliminarlas es eficaz y agradable. Si cree que padece de contracturas durante una semana o más, visite a su médico o fisioterapeuta de confianza para que confirmen su caso y garanticen una recuperación exitosa.

     En aquellos casos en los que el dolor es muy fuerte, el médico suele recetar antiinflamatorios no esteroideos y relajantes musculares con el objetivo de relajar la musculatura y reducir la tensión muscular general. Sin embargo, estos fármacos no tratan la contractura propiamente.

    El fisioterapeuta dispone de herramientas de trabajo especializadas para eliminar las molestas contracturas, como estiramientos pasivos, masaje, vendajes neuromuculares, termoterapia y abordaje miofascial… La duración del tratamiento varía en función de la gravedad de las mismas.

    ¿Cómo se evitan las contracturas?

    Resulta sencillo prevenirlas o atenuarlas con las siguientes indicaciones:

    Aplicaciones de calor: para conseguir un efecto analgésico y relajante, ya sea con una manta eléctrica, un saquito de semillas o el chorro de agua caliente de la ducha.

    Recibir masajes: mediante el masaje se consigue reducir la ansiedad y aumentar la irrigación sanguínea en el punto contracturado, favoreciendo la recuperación del tejido celular y evacuando las toxinas. Estos efectos fisiológicos y mecánicos causan la relajación muscular y la disminución del dolor, y puede usarse además con carácter preventivo. Cabe resaltar la importancia de recibir el masaje  de un fisioterapeuta: una persona sin los conocimientos sanitarios necesarios podría empeorar la contractura.

    Estiramientos antes y después de la actividad con el fin de mejorar la flexibilidad muscular y facilitar la recuperación del músculo.

    Realizar un calentamiento adecuado para preparar los músculos antes de realizar cualquier esfuerzo.

    Aumentar progresivamente la intensidad y la carga del esfuerzo a realizar.

    Evitar posturas mantenidas en el tiempo. Acostumbra a alternar tu posición en el trabajo y haz algunos estiramientos suaves durante la jornada. En mi entrada sobre ergonomía para el trabajo de oficina dispones de todas las indicaciones necesarias.

    Espero que este artículo te sirva para entender mejor y poder evitar las contracturas. Si te ha gustado o tienes alguna duda, no olvides dejar un comentario.

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