• Tendinopatía y dolor, ¿qué tipo padeces?

    Tendinopatía y dolor, ¿qué tipo padeces?

    Las tendinopatías son una lesión muy común, especialmente en aquellos pacientes que no practican actividad física. También afectan a menudo a deportistas, tanto aficionados como de élite. Si estás leyendo esto probablemente te preguntarás ¿qué es una tendinopatía?

    Las ciencias médicas han utilizado durante décadas el término tendinitis y tendinosis para definir  el dolor que proviene del interior de un tendón. Con los avances científicos, hemos llegado a comprender que estos términos no son del todo exactos. A finales de los años 90 nació el término tendinopatía. Éste concepto es actualmente el más adecuado, pues a pesar de nuestro vasto conocimiento sobre la fisiología tendinosa, el mecanismo exacto que desencadena del dolor en el interior del tendón es todavía un misterio.

    Ahora que ya sabes como definir a tu dolor de tendón, resulta importante determinar la extensión del daño que ha sufrido el tendón. El grado de lesión al que un tendón puede someterse varía de forma muy significativa, desde una molestia menor a una rotura total. De hecho, es muy probable que seas consciente de cuando se te ha roto un tendón, y no sólo por el ruido que hace… Las tendinopatías pueden resultar complejas, pues el nivel de dolor que provoca el tendón no necesariamente se asocia al daño estructural del mismo. Para comprender mejor este criterio pondré un ejemplo: las tendinopatías reactivas, que tienen un grado de lesión bajo y provocan gran dolor.

    La tendinopatía reactiva habitualmente ocurre cuando ha habido un gran ejercicio físico al cual la persona no está habituada. Un buen ejemplo de esto es alguien que decide en año nuevo apuntarse al gimnasio o decide prepararse para correr una maratón (seguro que conoces a alguien que se lo ha propuesto). Pasar de estar en el sofá y/o trabajar 10 horas diarias en un puesto de trabajo sedentario a dar el salto para correr 10 kilómetros todos los días supone un gran cambio que provoca estrés a nuestro cuerpo.

    Este gran incremento de trabajo al que sometemos al tendón en muy poco tiempo crea una de sus porciones un engrosamiento adaptativo. Me gusta pensar que esta reacción es como un asalto a un castillo en tiempos medievales. Si el castillo no tiene muros (es decir, si no estás habituado a correr) el castillo es muy vulnerable a ataques (es decir, a sufrir tendinopatía reactiva). Cuando llega un ataque (correr 10 kilómetros) el castillo improvisa algunas defensas, como muros de madera, en un desesperado intento de repeler el asalto (el tendón se engrosa con materiales de baja calidad para ayudar a resistir el daño actual y futuro). Sin embargo, si los defensores del castillo pueden prever el ataque con la suficiente antelación, se tomarán su tiempo para construir gruesos y fuertes muros de piedra (esto es, permitir al tendón adaptarse a correr comenzando por pequeñas carreras y aumentando paulatinamente la actividad). De este modo, el castillo tiene muchas más opciones de repeler el asalto (evitar la tendinopatía reactiva). Creo que esta es una buena analogía para comprender como un tendón sin lesión previa reacciona ante el sobreesfuerzo.

    Castillo de Loarre

    Castillo de Loarre: el cuerpo humano es, a veces, como un castillo.

    Ahora imagina que eres un rey en su castillo y que no tienes ninguna defensa. Aún así no está todo perdido. Si es tu primera vez padeciendo dolor tendinoso, no le has hecho ningún daño permanente y tu dolor desaparecerá en reposo. Dale a tu tendón el tiempo que necesite para recuperarse (normalmente entre 3 y 10 días) y evita correr y saltar. De este modo él mismo se irá reparando y recuperará el 100% de su calidad funcional.

    Este es un punto muy importante, has de tener presente que cuando vuelves a la práctica deportiva y no has dejado reposar tu tendón el tiempo suficiente, sí estás dañando más el tendón y lo estás empeorando en este espectro patológico que componen las tendinopatías. La siguiente fase es la de deterioro del tendón. Esta fase se caracteriza por una fase incompleta del tendón en la cual intenta autorrepararse y sólo consigue lesionarse más. Una vez llegas a este punto el reposo es peligroso para el tendón, por lo que deberías buscar la ayuda de un fisioterapeuta para conseguir recuperarte.

    Otro truco a tener en cuenta del tendón es que no suele doler en caliente mientras se practica actividad física. Una vez la actividad ha terminado, el tendón se enfría y comienza el dolor. Por desgracia, mucha gente piensa que esto no hace mucho daño al tendón, pero lo cierto es que si este patrón se repite en el tiempo puede llegar a producir una tendinopatía degenerativa. Si te encuentras en este punto, vas a tener que hacer una larga rehabilitación para volver a practicar deporte sin dolor alguno.

    En resumen, si sales a hacer ejercicio (como correr) a un nivel al cual tu cuerpo no está acostumbrado puede causar una tendinopatía reactiva. Si haces reposo desaparecerá. No obstante, si continúas practicando deporte con dolor entrarás en fase de deterioro y provocarás daños irreversibles en forma de tendinopatía degenerativa y te llevará mucho tiempo recuperarte haciendo fisioterapia.

    Dejar un comentario →

Dejar un comentario

Cancelar comentario

Uso de cookies

Nos obligan a molestarle para informarle del uso de cookies para ofrecer la mejor experiencia de usuario posible durante su visita. Si continúa navegando está dando su consentimiento a la siguiente política de cookies. ACEPTAR

Aviso de cookies